domingo, 19 de diciembre de 2010

¿Profesores Innovadores?


"Profesor Innovador" es una frase que he visto muchas veces asociada a aquellos profesores que han decidido introducir el uso de las tIC en su práctica docente.

Pero...¿qué significa innovar? ¿Son realmente tan innovadores esos profesores?

Vayamos a la definición de Innovar seǵun el Diccionario de la Real Academia Española:

Innovar: Mudar o alterar algo, introduciendo novedades.

Es evidente que si los alumnos no habían tenido contacto con las tIC el simple hecho de usar cualquier tecnología va a suponer una novedad. Pero esto ¿sucece? ¿hay aún alumnos que no sean capaces de navegar, mandar correos electrónicos, usar el móvil con soltura o de participar en redes sociales?.

Supongo que la respuesta es sí pero...¿hasta cuándo sucederá?. Los nativos digitales ya están en las aulas y para ellos el uso de tecnología va ser consustancial a su propia existencia. Por lo tanto las tIC como elementos del aula van a dejar de ser elementos innovadores en poco tiempo.

¿Y cómo innovaremos entonces?

La propia situación de la educación en nuestro país (PISA 2009) invita a innovar, estamos en la encrucijada, o seguimos como hasta ahora o hacemos algo, "mudamos o alteramos el sistema educativo, introduciendo novedades".

Pero si las tIC ya no van a ser novedades, ¿dónde innovamos?. Ahí van una ideas:
  • En la manera de dar clase. "Pizarrismo" frente a "aprendizaje colaborativo".
  • En la evaluación, ¿seguimos con el examen de 0 a 10?
  • En la participación de las familias.
  • En el concepto social de la educación. No puede ser que aún a día de hoy esté interiorizado en la sociedad que el alumno debe escuchar y callar en clase (JL Castillo dixit).
  • En las PAU.
  • En los procesos de selección del profesorado.
  • etc, etc..
Aunque quizás la pregunta previa es ¿un profesor debe ser innovador?

Yo lo tengo muy claro, un profesor debe ser innovador, debe ir siempre por delante, debe preparar al alumno para el futuro, que es cuando el alumno se convertirá en un ciudadano pleno.

En fín se admiten opiniones al respecto.

7 comentarios:

  1. No veo otra manera de ser docente que se innovador. Porque el alumnado cambia y cambia su contexto. Hacer lo mismo es no darles respuesta.

    Y, eso sí, innovar no es inventar. Es usar de otro modo. Por tanto, como leí en algún sitio (ya no sé dónde) innovar es una manera de ser respetuoso con la tradición del mejor modo posible: acabando con ella y sustituyéndola por otra.

    Pero innovar también obliga a una tarea muy dura. A descartar lo anterior.

    Es estar siempre de viaje... Con sus ventajas y sus incomodidades.

    Creo...

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  2. ¿descartar lo anterior? ¿nada se puede aprovechar? es que descartar lo anterior también siginifica dicho así descartar a los profesores :)

    No seas tan radical

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  3. Siento contestarte un poco tarde, desde el teléfono sólo podia comentarte un twit.
    Anibal de la Torre en las jornadas de novadors proyectó una campana de Gauss para ilustrar la idea de que innovadores sólo hay un 2%, mientras que un 20% aproximadamente, entre los que me incluyo, nos dedicamos a aplicar la innovación.
    Por eso te decía en Twitter que yo no soy innovador, no me he inventado nada pero sí que intento que los métodos cambien segun las necesidades de los alumnos, cuando hayamos conseguido hacer extensiva la idea de que la escuela tiene que cambiar y cambie, es posible que vivamos una época de estabilidad, de momento seguiremos haciendo esta pequeña revolución. Preguntan algo así como ¿Que pasará cuando ya no podamos innovar más? No pasará nada, en teoría seremos todos felíces.
    Aunque en biología evolutiva hay una teoria que se llama de la reina roja, en honor a L. Carrol, que viene a decir que las especies tienen que estar contínuamente cambiando para no quedarse desadaptadas al ambiente, que cambia más deprisa que ellas. Así me veo yo, no innovador, pero intentando estar siempre a la altura de las circunstancias.
    Reconozco y admiro a algunos innovadores que veo en twitter, por otra parte.

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  4. Hola Pedro, conociendo como conozco a Aníbal no dudo en que el pensaria como yo. Tú eres innovador. Al innovador no se le exige que invente nada sino que cambien intentando mejorar. Y en esas estamos muchos :)

    Un saludo

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  5. @Juan Diego.

    Cuando decía a descartar no quería decir descartar los elementos que me servía para construir una solución, sino descartar la solución.

    Por supuesto, los elementos son reciclables. Pero el conjunto de elementos educativos, la combinación que hacemos de ellos, sí tiene que ser descartable.

    En principio y como norma.

    Luego, si la situación actual presenta analogías con alguna situación previa, si una persona presenta un perfil parecido al de otra, pues claro que hay que valerse de la experiencia.

    Pero tener en mente que lo construido con anterioridad hay que volver a barajarlo me parece muy sano. Obliga a hacer una lectura del contexto, a no dar por sentadas cosas.

    No sé si me explico... Está claro que las cenas de esta época del año afectan a la fluidez de mi teclado... :)

    @Pedro:

    Con respecto a la curva que comentabas que Aníbal hacía uso de ella, yo discrepo bastante. Creo que es una curva muy sencuencial, muy lineal, que puede valer para la adopción de servicios en un consumidor, pero que no es directamente asumible para la educación. Creo que hay un segmento del profesorado, muy prudente, que espera a adoptar las innovaciones hasta verificar que, realmente, presentan un valor añadido. Y ese sector es el que filtra las innovaciones y decide si, al final, se adoptan o se rechazan. Es profesorado que está muy atento a su alumnado y cuenta con un prestigio bien ganado. No va tan rápido como el innovador puro, pero tiene mucha influencia en su entorno.

    Si te fijas, la curva de Aníbal sólo usa como variable el tiempo. No emplea los resultados, el valor añadido. Creo que es una primera aproximación al fenómeno de la adopción de innovaciones por el segmento crítico, pero que el proceso es mucho más complejo y que no puede ser descrito suficientemente por la variable tiempo.

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  6. Me alegra que me haga esta pregunta ;DD

    Hace días te puse un comentario muy encendido, que afortunadamente se perdió ;)
    Venía mi hijo (2º de bachillerato) diciendo: Qué asco, van a conseguir que odie hasta las matemáticas, con lo que e gustaban.
    Como madre, sólo puedo ayudarle a salir salvo, ya no sano, de la escuela tradicional (en el peor de los sentidos) que le tocó vivir.

    Como maestra, lo tengo clarísimo: tengo la obligación de no pararme, no estancarme, probar, equivocarme, pedir perdón, hablar por los codos, meter a las familias a empujones (algunas no quieren) en mi clase, dejarles hablar, enseñarles a trabajar en equipo, a buscar y encontrar, a no rendirse a la primera (algo muy común)y, muchas veces, jugarme el tipo pasando olímpicamente de lo que socialmente se espera de alguien como yo...

    Ah, me olvidaba. También uso el ordenador a diario y lo usa mi alumnado: cuando hace falta, como haga falta, donde haga falta y para todo lo que haga falta, incluyendo el juego y la música y el baile. Y, sobre todo, para comunicarnos y compartir. Lo sé, está muy manido hablar de todo esto, pero mientras no pasemos del palabrerío a la acción, es lo que hay.

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  7. Hola Lola gracias por tu post.

    Supongo que lo conoceréis todos, pero os voy a poner un vídeo que me gusta mucho sobre aprender equivocándose.

    http://www.ted.com/talks/lang/eng/diana_laufenberg_3_ways_to_teach.html

    Merece la pena

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